Es momento de rastrear indicios y señales. De entender por qué, compartiendo dinámicas tan parecidas, cada uno de estos pueblos constituye un mundo singular e irrepetible. De conocer las pequeñas historias que conforman su memoria colectiva y las circunstancias que moldean su presente…
Niñas que al ver tanto bastón en el bar se pasean con un paraguas. Vecinos insomnes que guían a los camioneros desde la ventana. Pilones que desaparecen y ríos que fueron arrancados de su cauce. Ciclistas incontinentes que alivian sus necesidades en la placeta y mecánicas octogenarias que siguen reparando su cuatro latas. Casas que no ven el sol en invierno y criptas desde las que se puede contemplar la vía láctea.
Empieza a tejerse la trama de relatos y complicidades.
Gracias por la acogida y por vuestras ganas de compartir este viaje.