Es muy poca ya la película que nos queda, y decidimos emplearla en rodar una escena que podría servir de inicio a la película. Se trata de la conversión, dentro de una misma escena, de un paisaje en postal, truco que ya había realizado Abbas Kiarostami en su correspondencia con Víctor Erice.
Nos reunimos para ello en la bajera de Ángel, donde hacemos unas pruebas de caligrafía para valorar quien podría ser la mano que gira la postal y escribe el título de la película tras ella. Repartimos los roles y, tras varios ensayos, rodamos la primera escena con algo más de “ficción” de la película, realizando tres tomas para tratar de asegurar que una de ellas resulte válida.
Posteriormente, Ángel nos muestra las piezas que ha realizado para el puesto que va a colocar en San Martín, y quedamos en vernos ese día para cerrar definitivamente el rodaje, terminando los metros de película restantes.