Cultura contemporánea y ruralidad

Falces / Visita 4

La siguiente conversación es una ficción basada en hechos reales sucedidos en Falces. Cuatro personas conversan a la sombra de un árbol.

—¿Cómo veis a los niños de hoy?

—Yo les veo bien. Cuando vienen a la ludoteca se lo pasan guay.

—Yo también. Creo que cuando los niños pueden jugar y moverse entran en su propio ritmo.

—Siempre he pensado que tantas horas en clase sentados no puede ser bueno.

—Yo lo pase fatal en el cole. Solo me quería levantar de la silla.

—Para mí fue duro también. Nunca me acostumbré a estar sentada, de hecho todavía no lo estoy.

—Ja, ja…— ríen todas.

—Pero parece ser que hay que aprender a estar sentado como sea. La mayoría de los trabajos son en esa posición y si no, al campo o a la fábrica. Y eso, ¿quién lo quiere?

—Quién sabe, puede que sean trabajos más sanos.

—Que va, es durísimo usar el cuerpo todos los días de sol a sol. Y en la fábrica hay peligros, un amigo mío se amputó un dedo hace poco.

—Pero también es durísimo estar sentada todo el día. Ese sedentarismo produce muchas enfermedades y adicciones a la pantalla.

—Sí, sí.— asienten todas.

—Hay una investigadora, Remedios Zafra, que dice que los adultos somos con la tecnología lo que los niños con la abundancia de juguetes. Nos abruma tener tanto y nos perdemos en la emoción.

—Lo peor es que ahora los niños empiezan desde pronto con la tecnología.

—Zafra también opina que la tecnología es algo a lo que nos debemos acostumbrar, como a una plaga o a un cambio climático. Es algo que vino para quedarse.

—Pero la tecnología siempre ha existido. Siempre ha estado ahí.

—Sí pero ahora es más intenso. Por lo visto hasta hace cien años la velocidad más rápida a la que un humano se podía desplazar era la de un caballo. Imagínate el cambio. Siglos y siglos de personas desplazándose como máximo a esa velocidad y mira ahora…

—Cierto. La digital es una tecnología más invasiva y está más presente.

—Y es más adictiva. Ahora el ocio también se realiza a través del ordenador. Es increíble, trabajamos y lo pasamos bien con la misma máquina.

—Y esos niños con los que trabajáis, ¿cómo serán sus cuerpos en el futuro?

—Pues van a tener que esforzarse mucho para no quedarse como amebas en una silla. La tendencia es esa.

—Habría una necesidad de reconectar con el cuerpo, con lo que nos compone, ¿verdad?

—Sí, de momento los niños vienen a la ludoteca a pasar el rato pero en un futuro será un acto de necesidad, de supervivencia en una sociedad inmovil.

—Sí, ahora hasta las compras las hacemos sentadas frente al ordenador.

—Así es, el movimiento intenso se va a convertir en algo vintage, pero resulta que tenemos el mismo cuerpo que el de una persona que vivía en la edad media, creo que eso lo dice Santiago Alba Rico.

—No se si dice eso, pero sí que escribe que solo nos acordamos de que tenemos un cuerpo cuando estamos enfermos o cuando tenemos un accidente. Es en ese momento cuando sentimos su peso, su espacio y sus limitaciones.

—O cuando corremos delante de una vaca en fiestas.

—Sí, sí. ¡Ja, ja!— ríen todos.

—Puede que sea eso lo que hace que los corredores de los encierros hagan esas carreras tan arriesgadas, para sentir su cuerpo, para sentir la vida al máximo.

—Pero no deberíamos de tener que poner la vida en peligro para sentirla, ¿verdad?

—No lo sé. También creo que hay otras maneras. La vida está ahí, latiendo, constantemente, solo tenemos que escucharla.

—Pero… ¿cómo?

—Dándole un poco de tiempo y de cariño. Hay una técnica que se llama Body Mind Centering, su traducción directa al castellano es cuerpo mente centro, y creo que pasa por eso. Por establecer una conexión entre el cuerpo, la mente y nuestro centro.

—Y eso… ¿cómo se haría?

—Pues creo que eso es lo que hace el arte. De alguna manera nos conecta con lo que somos, con aquello que nos compone, solo habría que tener cerca a un artista.

—Sí, sí, eso.— ríen todas.

—Tener cerca a un artista. Podríamos hacer una campaña. “Pon un artista en tu vida”.

—¡Ja,ja!— ríen todas.

—Pues seguro que nos iría mejor.

Germán de la Riva & Itsaso Iribarren