Cultura contemporánea y ruralidad

Urroz-Villa / 24.06.2022

Comienzo la tercera visita a Urrotz con un paseo por los alrededores. Asciendo por el sendero Andrezea hasta tener unas vistas privilegiadas del pueblo rodeado por los campos. Me permite hacerme una idea mejor del espacio, que me resulta fascinante.

 A las 16:30 nos encontramos Mikel, Idoia, Ángel y yo. En primer lugar, y casi como cuenta pendiente, les muestro algunas cosas en las que he trabajado, tanto de arquitectura como de cine, despertando una serie de preguntas que resultan muy interesantes. La conversación gira después hacia algunos de los temas de los que habíamos ido hablando y, en concreto, hacia la relación de Urrotz con el campo. Ángel nos cuenta como hasta hace relativamente poco, el pueblo cedía 12 robadas a cada una las familias que lo habitaban, y Mikel continúa recordando la gran biodiversidad que estos pequeños cultivos generaban, estando surtidos además por toda una serie de fuentes de agua que la concentración parcelaria ha dejado de lado por innecesarias. Comentan Mikel y Ángel que hubo incluso un proyecto de una presa para poder abastecer de agua por el otro lado del pueblo a todos estos campos.

En la actualidad, casi todos los cultivos de pequeña dimensión se encuentran en las huertas que bordean el río. Idoia y Mikel cuentan que los productos que salen de allí son especialmente buenos, y que montaron desde el ayuntamiento una actividad para que los vecinos pudieran vender estos productos a la gente del pueblo y los comercios.

Tras estas menciones, al terminar la reunión, decido pasear por las huertas, lugar que aún desconozco. Tras recorrerlas, tomo un camino que parece guiarme hasta la peña Izaga. Camino hasta detenerme en el punto en que el viejo camino se corta de manera perpendicular con el Canal de Navarra.

Comienzo la tercera visita a Urrotz con un paseo por los alrededores. Asciendo por el sendero Andrezea hasta tener unas vistas privilegiadas del pueblo rodeado por los campos. Me permite hacerme una idea mejor del espacio, que me resulta fascinante.

 A las 16:30 nos encontramos Mikel, Idoia, Ángel y yo. En primer lugar, y casi como cuenta pendiente, les muestro algunas cosas en las que he trabajado, tanto de arquitectura como de cine, despertando una serie de preguntas que resultan muy interesantes. La conversación gira después hacia algunos de los temas de los que habíamos ido hablando y, en concreto, hacia la relación de Urrotz con el campo. Ángel nos cuenta como hasta hace relativamente poco, el pueblo cedía 12 robadas a cada una las familias que lo habitaban, y Mikel continúa recordando la gran biodiversidad que estos pequeños cultivos generaban, estando surtidos además por toda una serie de fuentes de agua que la concentración parcelaria ha dejado de lado por innecesarias. Comentan Mikel y Ángel que hubo incluso un proyecto de una presa para poder abastecer de agua por el otro lado del pueblo a todos estos campos.

En la actualidad, casi todos los cultivos de pequeña dimensión se encuentran en las huertas que bordean el río. Idoia y Mikel cuentan que los productos que salen de allí son especialmente buenos, y que montaron desde el ayuntamiento una actividad para que los vecinos pudieran vender estos productos a la gente del pueblo y los comercios.

Tras estas menciones, al terminar la reunión, decido pasear por las huertas, lugar que aún desconozco. Tras recorrerlas, tomo un camino que parece guiarme hasta la peña Izaga. Camino hasta detenerme en el punto en que el viejo camino se corta de manera perpendicular con el Canal de Navarra.

Patxi Burillo