Primer mensaje
Julio ha sido una etapa de aproximación totalmente abierta a Urraúl y a su gente, una deriva consciente, en la que se ha ido de aquí para allá, quedando con personas muy diversas: presidentes del consejo, asociación de amigos, vecinos, pastores… me sorprende la familiaridad de la acogida y me asalta muchas veces la incertidumbre.
Mi intención ha sido establecer unas primeras coordenadas de lo que podríamos llamar “el mapa de los afectos del valle”: cómo afecta el territorio, cómo se vive, qué posibles problemáticas existen, qué dinámicas se crean… Se abren muchos caminos y se hace difícil escoger el proceso.
Mi horizonte es de máximos: ¿qué sucede hoy en Urraúl Alto? ¿Cómo se puede “ transformar el territorio” con un proyecto artístico y cultural? También tengo claro que el proyecto no tiene que ser grandilocuente: se va a definir en pequeñas acciones. Las cosas se mueven por pequeñas acciones.
Mis primeras tentativas pretendían profundizar en la organización histórica y política del valle. Urraúl llegó a tener más de 20 pueblos.¿ Por qué? Hoy bastantes de esos pueblos están deshabitados, sin embargo, el valle respira vitalidad, los pueblos están cuidados, tienen servicios… y hay ganas de hacer, de mover cosas. También es cierto que hay dos caras durante el año: el verano, en el que muchos de los que conservan la casa familiar o tienen segunda residencia, llegan a este apacible lugar. Y el invierno, en el que unos pocos mantienen el timón.
Una de las primeras preguntas que me rondaban era “qué hace que un pueblo sea un pueblo”. Sobre todo, teniendo en cuenta que algunos del valle solo tienen 5 habitantes censados.
Estos micropueblos mantienen la infraestructura característica: una iglesia, un frontón, un cementerio …y muchos siguen teniendo su alcalde.
En un primer lugar, quise saber más acerca de esa organización política: los concejos. Quise saber, por ámbitos, los posibles problemas a los que se enfrenta un lugar así: vivienda, educación, servicios… Mi intención era generar espacios de encuentro, abrir espacios de encuentro para poder poner sobre la mesa estas preguntas. Me di cuenta de que quería ir de lo abstracto a lo concreto. Caí en la cuenta, los vecinos me hicieron caer en la cuenta, de que debía ser al revés. Partir de lo concreto para buscar posibles ramificaciones.
Hoy, después de esta fase de exploración y juntando azares, hay un tema sobre la mesa del que parece que pueden salir derivadas interesantes. Seguiremos narrando.