Cultura contemporánea y ruralidad

Presentes improbables

Anteriormente, ya hablamos en este blog de las múltiples Jaurrietas que existen. Bajo el título de “¿Cuántas Jaurrietas hay?”, reflexionamos sobre los aparentemente diferentes nombres que tiene el pueblo, pero que etimológicamente son el mismo. Una única unidad, con varias formas de llamarse. Una única unidad, con variadas formas de representación nominal. Una única unidad, diríamos que representa un pueblo, una identidad.

Realmente, ¿Es así?. La representación de lo que es un pueblo tiene lazos comunes, aunque inevitablemente tienen matices en cada persona que lo habita. Cada cual tiene su percepción de lo que es Jaurrieta. Y me pegunto una cosa sencilla: ¿Cuántas Jaurrietas pueden convivir a la vez? ¿Cuántas Jaurrietas existen de verdad? Físicamente. Cuando miramos algún txoko del pueblo, ¿Cuántas miradas diferentes lo observan? Cómo se constituyen esos lugares, que se moldean por las vivencias, usos, recuerdos y emociones adscritas al propio espacio físico.

Conocer el pasado del territorio que habitas es imprescindible para entenderlo. No habría sido la misma Jaurrieta sin el incendio de 1880, sin la patata o sin tantas y tantas cosas que hacen que sea así. El pasado deja su huella y es constructor del presente.

Pero también hay que tener claro que es únicamente el pasado que ha llegado hasta nosotras y nosotros el que construye la percepción que tenemos sobre él. ¿Cuántas cosas que no se han contado? ¿Cuántas cosas quedaron en el olvido? ¿Cuántos deseos, frustraciones, intentos y
realidades que funcionaron, pero que no han trascendido? Hay muchas realidades de Jaurrieta que podrían haber hecho de Jaurrieta otra cosa.

El presente, sin embargo, lo vivimos sobre ese legado del pasado. Pero, como he señalado antes, hay mil realidades paralelas que cohabitan al mismo tiempo. Infinidad de pueblos afloran entonces en cada una de las personas. Cada cual con sus necesidades y contextos, provocados o impuestos por los acontecimientos de la vida. Sobre todo, cada una con sus anhelos.

El futuro será o no será. Pero en cuanto a que no ha sucedido, no existe. Y está todo por hacer. Si el pasado constituye los cimientos del presente, el presente constituirá los cimientos del futuro. Al imaginar o desear diferentes presentes, podemos estar proyectando posibles futuros. Ponernos a ensayar presentes improbables, nos puede proporcionar futuros probables.